Acosada por el bisturí y las exigencias estéticas, es mucho más que el centro geográfico de la cara: filtra las impurezas del aire, detecta seres humanos sexualmente compatibles y es la puerta a un sinfín de placeres insospechados.
Milímitros más o menos, la nariz es una de esas partes del cuerpo que nunca pasan inadvertidas, ni para su propietario ni para sus espectadores. Se supervisa pertinentemente en todas las fotos y se escruta de reojo en el espejo del ascensor. Responde al nombre de "porotito", pero también a "sifón", "manija", "napia", "naso", "ñata" y "hocico". Unos las exhiben con orgullo mediático, otros tantos quierrían arrancarla de cuajo como hacían en el antiguo Egipto a los adulteros. En la India, los más dedicados emprenden perdiódicamente una suerte de limpieza rtual de nariz - Jala Neti-, que se realiza desde hace siglos con fines espirituales y desintoxicación.
"Es lo primero que vemos en una persona. Los griegos buscaban la belleza en la simetría, algo que entra en crisis con los narigones, porque el que tiene la nariz, grandem en general, también la tiene torcida", asegura el periodista Gonzalo Otálora, autor del libro ¡Feo!, una autobiografía sobre su mala suerte estética en la adolescencia. "En esa época de la vida una nariz grande es lo peor que puede pasar; te interfiere en los primeros besis y siempre sos el punto del grupo. Te dicen 'traficante de mocos', 'apropiador de aire' y miles de porquerias más. Aunque a la larga puede transformarse en una ventaja, pòrque el mito asegura que el narigón también posee otras cualidades. Pero, hablando en serio, lo que importa es cómo se lleve esa nariz; si no, miren al actor que hizo Kafka, Adrien Brody: ¡a las chicas las vuelve locas!
Pero una cosa es decir, claro y otra es hacer. Según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica (ISAPS), la Argentina ocupa el tercer lugar en ranking mundial de los retoques estéticos, superada solo por México y Estados Unidos. En este último país una rinosplatia se paga entre cinco mil u ocho mil dolares, aquí cuesta entre dos mil y cuatro mil pesos. la ISAPS también indica que ocho de cada diez personas que se operan en el país son mujeres. La ansiedad por mutar es tan grande que hasta existen agencias de viajes que ofrecen paquetes turísticos para extranjeros que combinan rinoplastías con paeos por Cataratas del Iguazú y Las Leñas.
Yo soñaba con hacerme una operacion de nariz pero a uno se le pasa con los años uno se va acostumbrando a llevarla y la lleva con orgullo.
se dice por ahi, que los hombres con narices prominentes son excelentes en el arte de amar..........se dice nomas
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